logo
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
27°C
Clear sky

Ángel Rossi marcó distancia con curas militantes y reclamó que la macroeconomía «baje a la mesa»

Advirtió que el partidismo debilita la misión pastoral de la Iglesia y pidió al gobierno que los balances económicos no invisibilicen el sufrimiento social. El arzobispo de Córdoba definió la relación con el oficialismo como un «diálogo tímido» y criticó a los religiosos que buscan cargos políticos.

El cardenal Ángel Rossi trazó una línea clara sobre el rol de la Iglesia en la coyuntura actual: política sí, partidismo no. El arzobispo de Córdoba cuestionó a los sacerdotes que incursionan en la dirigencia política y reclamó al gobierno nacional que la estabilidad macroeconómica se traduzca en mejoras concretas para los sectores vulnerables.

«La Iglesia es política y no puede no serlo, pero no es partidista. Tenemos en común con la política el cuidado de la gente», precisó Rossi al delimitar el terreno de acción de la institución religiosa. El prelado enfatizó que la única bandera legítima para la Iglesia es «la necesidad de la gente», especialmente de los más postergados.

Consultado sobre religiosos que buscan espacios de poder, como el caso del padre Francisco «Paco» Olveira o el pastor evangélico Dante Gebel, Rossi fue contundente: «El partidismo no ayuda. La opción de una dirigencia, aún suponiendo que lo hace bien, debilita lo que es más propio que es el pastoreo. Se achican los espacios de lo que nos es propio como pastores».

Un diálogo «tímido» con el oficialismo

Sobre el vínculo entre la Iglesia y el gobierno de Javier Milei, el cardenal describió una relación distante pero no conflictiva. «Es un diálogo tímido, pero tampoco lo imposibilita. No hay nada en contra», evaluó, aunque aclaró que la fluidez para conversar «no indica que todos coincidamos ni mucho menos».

En Córdoba, el arzobispo reconoció mantener «trato fluido» con autoridades provinciales, lo que le permite «decir lo que uno piensa desde el respeto recíproco», aunque admitió que la escucha no siempre deriva en acciones concretas.

Crítica al divorcio entre números y realidad

En el plano socioeconómico, Rossi fue más incisivo. Sin cuestionar directamente las estadísticas oficiales del INDEC sobre pobreza, marcó una brecha entre los indicadores y la situación que observan los sacerdotes en territorio. «Bajó la inflación, subió la pobreza. Hay más pobres y los pobres están más pobres», sintetizó.

El cardenal reclamó que «la macroeconomía baje a la mesa, baje a un plato de comida o a un espacio de trabajo para la gente». Y advirtió sobre el riesgo de que «un balance no sea más importante que la persona», en referencia a la prioridad que el gobierno otorga a los equilibrios fiscales.

«El desafío es que no nos quedemos tranquilos porque el balance da bien, pero la realidad da mal», planteó Rossi, quien señaló que en Córdoba «la clase media va yendo hacia la clase baja» y que la necesidad se profundiza en los barrios.

El peligro de la opulencia política

Con autocrítica incluida, el cardenal cuestionó a la dirigencia por naturalizar los índices de pobreza. «Se habla más de lo que se hace, y comienzo también por la Iglesia», admitió, aunque destacó «honrosas excepciones» de funcionarios comprometidos.

Rossi vinculó la desatención de las necesidades populares con las condiciones del ejercicio del poder. «El poder, la comodidad y la opulencia normalmente traen el olvido. Terminás invisibilizando a las necesidades de los demás. Te olvidás de dónde venís y te olvidás de la necesidad de los demás», analizó sobre un «mecanismo perverso» que atraviesa a la clase dirigente.

El cardenal también alertó sobre el avance del individualismo en la sociedad argentina, aunque rescató que el país conserva «un rescoldo, una reserva de humanidad» que debe ser fortalecida.

Compartí esta nota:

Twitter
Facebook
WhatsApp
Telegram

NOTICIAS RELACIONADAS:

Más leídas de la semana

Lo lamentamos. No hay nada que mostrar aún.

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.