Julián no se olvida del pueblo donde nació, se crió y se formó. Desde sus inicios en el fútbol profesional, en River, reconoció a Calchín y a su club por lo que le brindaron.
Y sus gestos no se quedaron en simples palabras. El futbolista siempre regresó para devolver algo de lo que recibió. A veces para firmar autógrafos y regalar fotos, otras para colaborar con la infraestructura del club.
Cuando fue campeón de la Copa Libertadores, volvió a su club. Cuando fue campeón de América con la Selección, también quiso estar ahí. Y cuando se consagró en el Mundial de Qatar junto a Messi, no dudó en participar de un homenaje con todo el pueblo.
Por estos días ningún familiar directo del 9 argentino reside en Calchín, pero el tipo sigue pendiente de su club. Por todo esto, «la Araña» es un referente para los chicos y las chicas. Julián no parece, es.